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La inflamación sistémica, de la que venimos hablando a lo largo de estas últimas semanas es, en parte, la causa de las enfermedades neurodegenerativas.

Cuando se produce una lesión, las áreas cercanas a la zona en la que se ha producido se hinchan y calientan como respuesta; esto es lo que se llama inflamación aguda. Cuando esta inflamación se hace crónica empiezan a dañarse los órganos.

La afectación del tejido nervioso por la inflamación es la causa de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia. Por ello se puede afirmar que prevenir la enfermedad periodontal, la enfermedad de los tejidos de alrededor de los dientes y encías, equivale a prevenir las alteraciones neurológicas a medida que cumplimos años.

¿Cómo podemos prevenir la enfermedad periodontal?

¿Podríamos abordar la inflamación periodontal desde el punto de vista de los microorganismos que conviven con nosotros?

Además de prevenir las enfermedades de la boca llevando a cabo una correcta higiene dental, cepillándonos los dientes todos los días, hay otras acciones efectivas para mejorar nuestra salud bucal y general. Una de las más efectivas es el cuidado de nuestro sistema digestivo atendiendo a nuestra microbiota intestinal, la anteriormente llamada flora intestinal.

Llamamos microbiota intestinal a los microorganismos y bacterias beneficiosas que conviven en nuestro tubo digestivo, en el intestino y en el colon.

Muchos dolores de cabeza, dificultad de perder peso, falta de fluidez mental y otros muchos signos clínicos que no solemos relacionar directamente, tienen que ver con el cuidado que hacemos de ella.

Estos amigos invisibles de nuestro aparato digestivo son la razón de por qué nos sientan bien o mal las comidas, de nuestra resistencia o no a las infecciones, del aspecto nuestra piel, o de si te falla incomprensiblemente la memoria.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra microbiota intestinal?

Vamos a dar cinco consejos prácticos para mejorar nuestra relación con los microrganismos de nuestro cuerpo.

1-La nutrición mediante probióticos y ácidos grasos omega-3 en la dieta se hace fundamental para mantener un intestino sano, así como para evitar disgustos con enfermedades en nuestro colon y demás órganos digestivos. Es recomendable tomar probióticos, microorganismos que influyen favorablemente en la salud, y alimentos que contengan omega-3.

2-Beba agua suficiente. No son necesarias las enormes cantidades que a veces se ingieren, pero beber agua regularmente, además de hidratar todo nuestro organismo, permite un flujo intestinal más dinámico y natural.

3-Establezca un horario regular para las comidas. Nuestro organismo se adapta a las condiciones exteriores, de modo que ciertas rutinas son favorables, como la adecuación de las digestiones a determinado ritmo constante diario.

4-Haga una dieta variada, en la que no falten frutas y verduras. Los componentes ricos en fibra favorecen el tránsito intestinal.

5-Mantenga un estilo de vida activo, con un regular y frecuente ejercicio físico.

Cada vez hay mayor número de estudios que relacionan el cuidado de la salud con el correcto abordaje de nuestra microbiota intestinal. Cuidar esta es una de las formas más fáciles y naturales de vivir con salud.

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